Alaaddin Keykubat fue asesinado por envenenamiento y su hijo Gıyaseddin estaba en el trono del estado de Seljuk. Pero Gıyaseddin, como su padre, no es un estadista con un carácter fuerte. Esta debilidad aumenta la presión de los mongoles y su apetito por los seljuks. Hay un detalle muy importante que los mongoles olvidaron, y es la presencia de Emir Celaleddin Karatay, uno de los estadistas más importantes de la época. Con toda su experiencia y poder, Karatay preparará al pueblo para una gran resistencia contra los mongoles y se llevará a todos los héroes silenciosos de Anatolia con sus mujeres, hombres, jóvenes y viejos.